¡Me falta Myra!... Por supuesto, Myra Landau… Nostalgias de los años setentas del siglo veinte. Hermoso encuentro desde que nos conocimos. Hubíeron muchos motivos de convivencia, proyectos, las inevitables luchas, la entrega continua a nuestras necesidades de realización personal… ¡Querida Myra Landau! Siempre inconsciente de las múltiples proyecciones de su fascinante personalidad, de su encantadora y fuerte vibración existencial.
Siempre sostuvimos un dialogo ininterrumpido aunque andara sumergida en sus laberínticos trazos, esos trazos que me emocionaba verlos nacer entre sus manos, con la sencillez y la espontaneidad con que nacen las espigas, de la tierra madre. Trazos seguros y armoniosos que, en su conjunto, constituyen hasta la fecha una valiosa aportación a las nuevas corrientes del arte contemporáneo internacional…
.- ¿Me oyes Myra? Soy Manuel, y no recuerdo en este momento si te dije alguna vez que quedé mudo de emoción… ¿Admiración? Ante tu gran exposición en el Museo de Arte Moderno del Distrito Federal. Y no por amistad, no; así me ocurre ante la obra de algún autentico creador artístico que me impacta, aunque en tu caso no haya podido evitar el orgullo de ser tu amigo.
Amo tus ritmos, que son también la base de mi trabajo teatral; diariamente los gozo en los cuadros que generosamente nos fuiste dejando en nuestras casas de México y Xalapa, que siguen siendo nuestros espacios. Billy ha sabido cómo dosificar tus ritmos: el apacible, del agua, el que tu llamas “complicado” y yo “turbulento”, tus dos creativas esculturas, tu bella estela vertical, tus bellísimos cuadernos, expuestos en nuestra pequeña vitrina de los “tesoros” más preciados, más íntimos, que son los más valiosos.
Seguí, más o menos, tus siempre justificadas rutas viajeras: Italia, Brasil, China, Holanda, de nuevo Roma, ahora Israel.
Ignoro cómo será tu vida cotidiana en Jerusalem, ni si has de quedarte mucho tiempo. Deseo que hayas podido disfrutar alguno de los privilegios de ser residente estable en Jerusalem, tierra misteriosa y compleja que siempre soñé conocer algún día de cerca, descubrir, o intentarlo, la esencia mística e histórica que la conforman, que a veces ha servido para unir, otras para separar, a través de los siglos.
Pienso que puede ser demasiado peso para ti, a largo plazo.
Estaría yo más loco que tú si te aconsejara tener paciencia, ya que nunca ha sido una de tus cualidades. Pero tampoco recomendarte la aceptación tácita de momentos difíciles extensibles sabiendo que eres la autorevolución de ti misma.
Pero también admiré siempre a la Myra reflexiva, analítica y razonada. Tus destellos luminosos.
En cualquier caso estamos contigo.
Antes de despedirnos la última vez, tuvimos que enfrentar juntos la sorpresiva ausencia de Marie Louise.
Recordándola ahora, surgen recuerdos entrañables de enorme felicidad, así es la vida, a través del tiempo.
Aun recuerdo tus manos enredadas a las ultimas capuchinas mientras seguías diseñando bocetos de tapices, para que los interpretaran en sus celdas los auténticos tejedores de sueños…
Si algún día piensas en mí intensamente, si recuerdas nuestros mejores días en este trópico de nortes y nieblas, dame un grito muy fuerte: ¡Manuueel! Porque yo estaré escuchándote.
El grito puede ser en voz alta, o en silencio, de corazón a corazón.
Porque insisto:
¡Me falta Myra!
Manuel Montoro esta debaixo do quadro...
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